Todo
empezó con una compra. Llevaba tiempo curioseando por páginas de
fetichismo, donde las chicas ponen a la venta su ropa interior usada.
En casa me gusta coger la de mi pareja, olerla y ponérmela. Me resulta
muy morboso, aunque ella no lo sabe. Poder hacer lo mismo pero con unas
braguitas de una desconocida, mmmm, era algo que me tentaba.
Había una chica en una de las páginas que me resultaba especialmente
morbosa, su cuerpo, sus fotos y sus comentarios... me encantaba el buen
rollo y el morbo que transmitía.
Decidí hablar con ella y comprar alguna de sus prendas. Después de unas
cuantas conversaciones en pocos días tenía en casa una de sus braguitas.
Busqué un momento tranquilo, sólo en casa y con tiempo. Cogí el paquete
y me preparé para disfrutar. Lo abrí y saqué con cuidado las braguitas,
nada más hacerlo las acerqué a mi nariz. El olor que me llegó a través
de mis fosas nasales fue embriagador. No se parecía en nada a lo que
estaba acostumbrado.
Me desnudé y me las puse. Vestido sólo con sus braguitas me senté
delante del ordenador, puse algunas fotos suyas en la pantalla y me
masturbé hasta correrme. Fue uno de los mejores orgasmos ya que mi
excitación era máxima.
La siguiente vez que hablé con ella le conté todo lo que había hecho con
sus braguitas y a ella le encantó. Le gustó que me las hubiese puesto y
correrme con ellas. Me pidió que le enviase una foto mía con ellas
puestas. Al principio me costó acceder, ya que siempre fui muy celoso de
mi intimidad, pero al mismo tiempo, que ella me lo pidiese me excitaba
mucho, me daba mucho morbo cumplir su petición, así que lo hice.
Me saqué una foto con ellas puestas, sin nada más y se la envié. No
tardó mucho en contestarme diciéndole que le gustaba mucho y que tenía
un culo muy bonito, casi se chica.
Seguimos el contacto e intercambiamos algunas fotos más, ella me mandaba
alguna suya y siempre me pedía alguna mía con alguna prenda en
concreto. Me excitaba cada vez más acceder a sus peticiones y sacarme
las fotos para ella. Cada vez me pedía que me vistiese más con ropa de
chica, medias, sujetador, incluso algún vestido.
Fue pasando el tiempo y el morbo iba creciendo, hasta que un día, por
casualidades del destino me tuve que desplazar a la ciudad donde ella
vivía. Después de pensarlo un poco le propuse hacer otra compra y
aprovechar esos días para que me la diese en mano. Ella accedió
encantada e incluso me propuso que podíamos tomar un café.
El viaje se me hizo eterno pero por fin estaba allí, en su misma ciudad y
poco tiempo de verla en persona. Estaba muy nervioso e incluso hubo
momentos en los que pensé que iba a arrepentirme y dar media vuelta, sin
embargo la excitación que sentía podía con todo aquello y me presenté
en el lugar de la cita. Habíamos quedado en una cafetería de un centro
comercial, bastante concurrida.
Cuando llegué la vi enseguida y casi me da un vuelco el corazón, me tranquilicé como pude y me acerqué.
- Hola, dije tímidamente.
- Hola guapo!
Ella se levantó y me dio dos besos con total naturalidad, lo cual hizo
que ganase más confianza. Nos sentamos y estuvimos charlando un buen
rato mientras tomábamos algo. Charlamos sobre cosas banales sin entrar
demasiado en temas morbosos.
Por fin, ella me dijo:
- Bueno, querrás ver lo que te vas a llevar no?
Yo dije que sí con la cabeza y miré hacia los lados nervioso esperando
que ella me diese el paquete, pero no se movía ni sacaba nada...
- Las llevo puestas todavía, quieres que me las saque para ti en directo?
Ufff, no sé lo que sentí en ese momento. Me había pillado de improviso pero aquella proposición... me excitó sobremanera.
Le dije que sí y ella me dijo que la siguiese. Fuimos hasta una tienda
de ropa, cogió lo primero que se le puso a tiro y nos dirigimos directos
a los probadores. Entró en el que estaba más al fondo y que era el más
amplio también.
Yo me senté en el taburete que había y ella se puso delante. Se dio la
vuelta y se levantó el vestido mostrándome su hermoso culo metido en la
braguita. Se la bajó un poco moviendo las caderas, con un vaivén que me
hipnotizaba y se acercó un poco más a mí.
- Sigue cielo, bájamelas tú, me dijo.
Yo acerqué mis manos pero cuando estaba a punto de agarrarlas se oyó un NO! que me dejó helado.
- Hazlo con la boca, me dijo.
Yo obedecí y las agarré con mi boca, tirando de ellas hacia abajo.
Llegué hasta las rodillas. El olor de su culo y su coño era embriagador.
- Sigue hasta abajo.
No podía bajar más con la boca así que me bajé de la silla y me puse de
rodillas hasta que conseguí bajar hasta los tobillos agachándome sobre
las rodillas, casi tocando el suelo. Ella levantó los pies para sacarlas
y dejarlas en el suelo. Cuando iba a incorporarme, de repente, puso un
pie sobre mi cabeza y me hundió la cara en las braguitas sobre el suelo.
- Huele, saboréalas, te gustan verdad?
- Sí, le dije mientras hundía mi nariz sobre las braguitas y me empapaba de su olor y la humedad que podía notar en ellas.
- Quieres ponértelas? dijo mientras retiraba su pierna y me dejaba levantar la cabeza.
Yo le dije que sí y entonces me desnudé en el probador y me las puse.
Noté como estaban de húmedas cuando coloqué mi polla dentro de
ellas.Después terminé de vestirme y ella recogió mis calzoncillos del
suelo.
- Esto ya no te hace falta dijo sonriendo mientras los metía en su bolso.
Salimos del probador, era la primera vez que estaba en un sitio público
llevando braguitas. Fuimos a tomar algo y charlamos durante un rato,
esta vez toda la conversación giraba en torno al morbo.Le confesé que mi
culo era virgen pero que me excitaba tocármelo y jugar con algún
dedito.También hablamos de dominación, sumisión y de como me encantaba
que me pidiese fotos y cumplir con sus peticiones.
Después de un rato nos levantamos para irnos. Aprovechando que yo iba a
estar por allí todavía unos días me propuso quedar de nuevo y seguir
charlando de nuestros morbos. Yo acepté encantado. Cuando nos estábamos
despidiendo, ella metió la mano en su bolso. Yo pensé que iba a
devolverme lo calzoncillos, sin embargo sacó algo mucho más pequeño y
extendió su mano hacia mí.
- Toma, cógelo, dijo.
Yo abrí la mano y vi como depositaba en ella un tampax metido en su envoltorio. La miré sorprendido y ella dijo:
- Si te apetece póntelo en el culo cuando llegues al hotel y a ver
cuanto aguantas con él. Si eres capaz de dormir con él puesto y mis
braguitas, luego me lo cuentas vale?
Me besó en la mejilla, se dio la vuelta y se marchó, mientras yo me
quedaba allí pasmado viendo el movimiento de sus caderas alejarse, con
la mano aún extendida y el tampax en la palma.
Un relato muuuy guapo!! Y con muxooo morbo!! Como la dueña de nuestras fantasias!! Jjjj. Como me gustaria poder llegar a recibirlas en mano yo tambien...
ResponderEliminarSi, es un relato hecho entre un colega y yo. Lo escribimos a medias, él es muy fetichista de la lenceria usada y a mi me encanta prepararlas para que las disfruteis, por ahora sigo con la misma norma, pero quien sabe, segun como temine el relato (que solo acaba de empezar), me plantearia el morbo de la situacion de darlas en mano o en boca como en el relato :-D. Espero que estes atento porque le quedan muchas partes aun!!! Pero sobre todo que disfrutes de este relato que nos saca nuestro lado mas oscuro, perverso y vicioso!!! Besos negros!!!
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