martes, 3 de septiembre de 2013

Relato 4ª parte El Encuentro!!!

Quedamos en el aparcamiento, ella venía a recogerme. Estaba nervioso y ansioso por saber que iba ha hacer conmigo, que oscuras perversiones cumpliría conmigo. Sólo pensaba en hacerlo lo mejor posible y que estuviese contenta con su nueva zorrita.
Mientras esperaba que Mi Diosa llegara, disfrutaba del morbo de ir con la lencería femenina en un sitio publico, pensaba ... y si me vio alguien en el baño?.
Notaba la excitación al notar el suave tacto de las medias, las tiras del liguero que las sujetaba, las braguitas que el día antes había recogido con mi boca ante semejante paisaje, su Selva Negra, con ese aroma al que mi polla reacciona enseguida.
Apretaba el culo para notar el tampax aún más grande que llevaba hoy, sintiéndo como me acariciaba por dentro en cada paso que daba mientras la esperaba. Cuando ya empezaba a perder la esperanza de que finalmente ella apareciese, escuché el claxon de un coche a mi izquierda. 
Allí estaba ella, llevaba un rato observándome, viendo como me desesperaba ante su llegada, sabiendo lo excitado que estaba, se quedó disfrutando del momento al saber que había hecho los deberes tal y como me ordenó.
Mientras me dirigía a su coche sin poder quitar la mirada de ella ,notaba una sonrisa malévola me producía temor, sabía que algo fuerte estaba por venir. Notó mi excitación al andar, al saber que llevaba el culo relleno. Me subí en el coche, estaba muy nervioso
por todo, la situación, lo que tendría preparado para mi, muchas sensaciones juntas.
No sabia que hacer ni que decir, me senté mirando hacia delante, esperando ordenes de Mi Diosa.
-Mírame. Me dijo con tono seco y frío.
-Esta es forma de saludar a Una Diosa?.
Me soltó un guantazo en la cara que me dejó las manos señaladas y un buen picor.
-No te toques, deja que te duela, y ahora bésame la mano, zorrita.
Así lo hice besaba la mano con la que me Mi Diosa me hizo ver que no era esa la actitud que quería recibir por mi parte. Cuando me fijé en como iba vestida, me dio un vuelco el corazón. Llevaba una camiseta blanca de tirantes, sin sujetador y un pareo. Mi cabeza empezó a imaginarse la vergüenza de que alguien pudiese llegar a verme con la lencería puesta, pensé en pedirle permiso por lo menos para quitarme las medias y poder pasar un poco mas desapercibido.
-Que tal con la cajera? Te explicó bien como se ponía? , dijo lanzando una carcajada que me inundó de placer al saber que estaba cumpliendo con sus deseos y haciéndola feliz.
Le expliqué la situación con la cajera, la historia que me inventé para poder pasar un poco el trago y como la cajera se habia dado cuenta de todo, ya que sólo llevaba la caja de tampax y al preguntarle se quedó mirando hacia donde iba con una sonrisita. Le expliqué tambien como había sido la compra de la lencería, otra situación bastante morbosa. Y lo zorra que me había sentido en el baño, saliendo incluso para ver como me quedaba, no podía esperar a verme en otro espejo, superando el morbo al miedo que me vieran de esa guisa en el baño de hombres.
-Ya hemos llegado. Bájate, coge la maleta que hay detrás y sígueme.
Lo hice tal y como me dijo, cogí la maleta y seguí detrás de ella. Al no conocer la ciudad e ir hablando de las experiencias vividas previamente, no sabia donde estaba, seguia andando detras de ella. Lo único a lo que mis ojos podían mirar en ese momento era ese contoneo de caderas que tiene al andar, es un movimiento muy sensual, con un culazo de Diosa a los que sólo unos pocos están destinados para disfrutarlo a su antojo. Yo sabía que no iba a ser uno de esos afortunados, pero si soñaba con poder disfrutarlo a sus ordenes, marcándome el ritmo de mi lengua con tirones de la cadena que terminaba en un collar de zorra que algún día merecería tener por mi entrega.
Giramos la calle en una esquina, se veía una vaya con jazmines que olían de maravilla. Estábamos en la playa, y yo con lencería y medias negras puestas, me entró un nerviosismo tal que Mi Diosa lo notó, se paró. Notaba sus ojos a través de las gafas de sol,
Me tocó el pelo y me dijo:
-Tranquilo, respira hondo. Vas a ver como disfrutas sintiéndote libre, confía en mi zorrita.
Eso me despojó de todos mis miedos, pero no de mi nerviosismo al saber que íbamos a la playa y tenía que quitarme los pantalones, las medias, el liguero y las braguitas, todo eso lo llevaba puesto, me iban a ver mi lado mas escondido en la playa y a plena luz del día. Pensé que fuera lo que fuera, seguro que disfrutaría aunque al principio sintiera miedo o humillación, sabia que sólo ella podía llevarme a ese placer tan unico que solo ella sabe dame, su morbo, su cuerpo y su forma de dominar hace que hasta el mas dominante caiga rendidos a sus perversiones. Estaba ensimismado con mis pensamientos hasta que ella me sacó con su voz dulce pero dura.
-Ya hemos llegado, es una playa nudista gay en la que están unos amigos. Lo pasaremos bien, sonríe.

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